Un proyecto liderado por docentes de la Universidad de La Guajira integró saberes ancestrales y tecnología para abordar la crisis de acceso al agua que padecen ciertas zonas del departamento, específicamente en la comunidad wayuu de Jaripa, ubicada en Manaure-La Guajira, con esto se ejemplifica una vez más la convergencia de la investigación y la proyección social que caracteriza a la Alma Máter.
Los autores del estudio, fueron Alcides Rafael Daza Daza docente adscrito a la Facultad de Ingeniería e investigador principal y Alexis Carabalí Angola de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas como co-investigador, ambos miembros del grupo de investigación Territorios Semiáridos del Caribe de Uniguajira.
“La mayor limitante en las comunidades wayuu y en general en gran parte de la Media y Alta Guajira, es el agua, por ello se hace necesario desarrollar todas las posibles soluciones para reducir la vulnerabilidad que la escasez del preciado líquido expone a las comunidades indígenas, especialmente”, destacó el académico Alcides Daza.
Durante el proceso de investigación se logró desarrollar una solución sostenible que representa una esperanza para comunidades rurales sin acceso fiable al agua. Alexis Carabalí, coinvestigador explica que “esta tecnología ofrece una alternativa crucial para las poblaciones que dependen de fuentes de agua como los jagüeyes y buscan potabilizarla o reducir el riesgo de problemas de salud derivados del consumo de agua de mala calidad”.
El propósito central del proyecto fue diseñar, construir y evaluar un sistema piloto sostenible para mejorar la calidad del agua de consumo humano en la comunidad indígena wayuu de Jaripa, al integrar saberes y prácticas ancestrales con tecnologías apropiadas. En este sentido y desde una perspectiva metodológica, social, cultural, ambiental y tecnológica, se pudo demostrar que es posible desarrollar y validar una solución basada en el conocimiento ancestral de los wayuu, lo que permite la apropiación y transferencia tecnológica mediante la participación activa de la comunidad.
El método propuesto se compone por tres tinajas hechas de arcilla, cada una con una función, la primera contiene el cristal de la tuna para sedimentar las partículas suspendidas, la segunda contiene un lecho filtrante de arena y grava y la última almacena el agua tratada. Además, se ha recomendado la implementación de desinfección solar a través del método SODIS cuando sea necesario, el cual consiste en llenar botellas de plástico de tereftalato de polietileno (PET) con agua no tratada y exponerlas a la luz solar durante un tiempo determinado, para destruir los patógenos.
Aunque el proceso se aplicó en una “comunidad pequeña”, los investigadores destacan que su potencial de aplicación es significativo. “Se beneficiaron directamente a 10 familias, pero con apoyo institucional, podría llegar a muchas más comunidades rurales que enfrentan desafíos similares”, agregó Alcides Daza Daza.
Se espera que el impulso de esta tecnología genere una mejora significativa en la calidad del agua en las comunidades que dependen de jagüeyes como fuente de abastecimiento, pues ofrece una alternativa para potabilizar el agua y reducir el riesgo de problemas de salud asociados con la calidad deficiente del agua.