Por Gustavo Múnera Bohorquez
En lo cívico y político, Riohacha es una ciudad con gravísimos problemas urbanísticos y sanitarios por resolver. Entre los males más evidentes, se entiende. Pero, ahora se suma el abuso que significa el uso del parqueadero del aeropuerto Almirante Padilla. ¿Si no es un robo que menos de dos horas de parqueo valgan allí más de seis mil pesos, díganme cómo se llama ese cobro por tan poco tiempo de uso de dicha área?
Pero, el importaculismo no para aquí. Como se puede apreciar en las fotos anexas, la rampa para arrastrar maletas y objetos pesados ha sido restringida a empleo por los discapacitados, además de obstruidas para el uso mismo de esta población disminuida en su salud. ¿Solo son importantes los tullidos? ¿Qué, entonces, de quienes son ser minusválidos ya peinamos décadas de edad, e incluso jóvenes con pensadas maletas?
Por otra parte, Riohacha se conformó (al igual que el resto de los costeños del Norte) conque su aeropuerto sea de tercera utilidad. Empecemos con la falta de iluminación nocturna para operaciones aéreas de urgencia. Nada, en este aspecto todo depende del Sol, que es gratis, hasta ahora. Y ni se diga del espacio para esperar o cafetería. Difícil decir que este área supere los 130 metros cuadrados. Deberían conocer, entre otros aeródromos, el de Ibagué y sacar conclusiones personales de cuánto deben los alcaldes y el concejo de la ciudad a sus habitantes.
Mi amigo y colega, doctor Genaro Redondo, debe tomar la palabra para hacerle una cirugía radical a la urbe de Padilla. Bueno, si es que lo dejan los grupos de las alianzas políticas por las que llegó al primer chicharrón político de la ciudad, que han sido los eternos ladrones del erario riohachero.